jueves, 26 de noviembre de 2009

PARACUELLOS, de Carlos Giménez [1976-2003]

Todo Paracuellos engloba los seis volúmenes que el autor Carlos Giménez realizó entre 1977 y 2003. Estamos ante una estupenda visión de una parte de la posguerra española encuadrada en los hogares de la Obra Nacional de Auxilio Social. Esta serie de historietas tiene como hilo conductor a los huérfanos que dejó la guerra civil y supone un ajuste de cuentas a la paranoia falangista -con el malvado instructor Antonio como máximo exponente- y a la represión que ejerció el franquismo sobre la sociedad española.
La inculcación del espíritu nacional era su objetivo. Y sus víctimas, como siempre, los más débiles: los niños. Un blanco perfecto para su diabólico plan: Instrumentalizar la inocencia de unos seres vulnerables y fácilmente manipulables para insuflar su veneno dogmático (que tanto daño ha hecho a tantas generaciones del estado español y del que, desgraciadamente todavía quedan resquicios). Estas criaturas significaban una fácil presa para ese hatajo de cobardes que eran todos los dirigentes, componentes y adláteres del régimen franquista.
El sufrimiento, la soledad, el hambre de los niños están plasmadas de una manera sobrecogedora. Pero, por el contrario, también se asoman sus sueños (dibujar cómics), sus juegos, sus códigos y su sentido del humor (genial el episodio de “A Dios rogando…” dónde se pone de manifiesto la hipocresía y la doble moral de la calaña fascista). Pero si he de elegir alguna viñeta me quedo cuando Cagapoco impregna de mierda a la esperpéntica enfermera, sobre todo si uno se imagina a ese grotesco personaje como símbolo de la España franquista
Según palabras del propio Carlos Giménez: “Me gustaría que estos relatos que se cuentan en los seis álbumes de la serie Paracuellos fueran considerados no solamente como la historia de unos colegios raros y perversos, sino además, también, como una pequeña parte de la historia de la posguerra española. Quizá una parte no muy importante en términos generales, pero en términos particulares, para los que nos tocó vivirla y para nuestros familiares, suficientemente importante como para querer dejar constancia de ella”.
Un cómic de lectura imprescindible para entender nuestro pasado. ¿Qué como sé todo eso? Porque me lo ha dicho Zampabollos que oyó como se lo contaban a la directora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ETERNAMENTE recomendable esta obra.

GENIAL en todo.

Mi humilde opinión :)